jueves, febrero 21, 2008

SENTIR Y RECORDAR







Las lágrimas se agolpan en mis ojos….quisiera volcarlas y sentirlas tibias y saladas correr por mi cara…quisiera sentir que todavía siento, que todavía puedo emocionarme por un recuerdo, que todavía tengo tiempo de lagrimear por no ser mágica, por no tener una varita de virtud que me haga perder años y sentirme de unos 18, menos sería exagerado… y ¿Qué haría yo de 18 y libre de toda responsabilidad y compromiso? No lo duraría ni un momento; iría al fundo y me lo gozaría como en esa época; me permitiría ser feliz, buscaría mariposas y luciérnagas, vería salir a las libélulas de sus cascarones, andaría a caballo, iría adentro a la cordillera, me bañaría en el río en Las Vegas, vería choroyes y, a lo mejor algún tricahue cotorreando en los coigües.
Despacito en medio de los bosques nativos espiaría a los Pudues y a los zorros culpeos.
Subiría el río para ver desovar los salmones y….¡quien sabe! si hasta encontraría el sueño de mi vida: un copihue azul.
Comería, goloseando, uno a uno todos los frutos del bosque que me recordaran mi infancia: maqui, boldo, copihues, coiles, michai, chupones quideñes y ramonearía hojas olorosas como el peumo y el boldo.
Iría a La Mula, atravesaría el río haciendo frente a la correntada y me tendería al sol en la playita de en frente.
Cuesta arriba, cuesta abajo, que el campo no puede haber cambiado tanto; estero arriba, estero abajo, que los peces viven donde siempre, las pancoras bailan en las orillas y las mulas corren por encima del agua.
No me perdería una excursión al Florido, con un buen asado al palo a orillas del puquio, agua pura y cristalina emergiendo del fondo de la tierra.
Y si las fuerzas me alcanzaran, no dudaría en ir al Cajón de San José a ver lo que dicen que hay: ese paraíso hundido entre basaltos, con su caída de agua y una fecundidad especial en su micro clima…y si me gustara tanto, capaz que me asilara allí por mil años.
La fantasía está cerca de las loqueras y hoy más cerca que nunca; sólo descargo lo que más desearía hacer si tuviera esa edad, pero no la tengo y me conformo con imaginar; cerrar los ojos y volver a ver y sentir el pasado, y verlo como yo quisiera verlo otra vez.
Que nadie lo haya tocado, que los peces sigan debajo del puente, que las piedras del río sigan oliendo a sol, que las manzanas sigan sabiendo a ácido, en fin….no es posible, tengo 76 arrugados años.


A lo mejor las doradas bandurrias pasan entonando su canto; a lo mejor los patos yecos pescan en el río; a lo mejor, las diucas todavía cantan y las loicas lucen su rojo pecho….y los pitíos taladran los viejos robles buscando larvas….pájaros del campo que añoro y que por aquí no pasan, pero en mi corazón están todos y cada uno de ellos: los árboles en las quebradas; los avellanos ofreciendo sus rojos frutos; boldos y peumos, hualles y coigües; cada paisaje, cada cerro, cada recodo del río, ahí está, listo para ser revivido. Y por encima de todos Los Zorrinos que dominan el cielo y parecen dividir las aguas; ellos fueron y son los guías para llegar a casa; desde el camino o desde el ferrocarril…pasado Linares, siempre mirábamos atentos hasta verlos aparecer y, aunque cansados, sabíamos que estábamos cerca.
Sensaciones, recuerdos, ahí están, listos a salir, a veces con alegría, otras con tristeza y otras con nostalgia pero siempre presentes, no importa cuantos años tenga, no importa si nunca más los veré, ahí los tengo… siempre ahí…y en eso consiste mi magia, mi varita de virtud.




REMEMBRANZAS




Entre la hojarasca seca por un verano cruel, han florecido dos varas de San José…azucenas rosadas y perfumadas….de esas que no faltan en las casas de campo, que dan color en un tiempo en que todo es amarillo; dan fragancia por las tardes, a la hora de las brujas, a esa hora que no termina el día y no empieza la noche.
Quien pudiera guardar el olor de las flores de las varas y poder sacarlo cuando haya momentos de anhelo, momentos en los que quisiera volver atrás el reloj de la vida y volver a sentir lo sentido muchos años atrás
Junto al olor de las varas de San José pondría el de la nuca de un hijo especial….el del ombligo de una guagua….el de las patitas del recién nacido que huelen a queso cuajado del día….el del sudor de los niños traviesos que han jugado todo el día…el de las manos de mi mamá…el de la chaqueta de mi papá…el de la ropa secada a todo sol….el del fruto del boldo calentito por la tarde….un poquito de humo del horno de barro donde se cuece el pan….otro del borde río….de las piedras calientes al medio día….también el olor a la lana de las ovejas con las que fueron tejidas las frazadas….el de los caballos sudados después de un día de trabajo…el del estero…el del trébol en flor…el del jazmín y el azahar.
¡Ay, que mezcla!,¡Ay que recuerdos!, ¡Ay que dolor!, ¡Ay que gusto poder evocar los olores de los tiempos idos y…..quién sabe si a los polvos de arroz de alguna abuelita y, de todas maneras el del cajón de los secretos de mi tatá!
¡Ay, que se pasa el tiempo!, ¡Ay que si no se recuerda se pierde!.
Faltan olores, faltan muchos…el de la montura, el del cajón de los libros…. ¡el del incendio!...de de la bodega con trigo a granel…el de la fragua…
¡Ay! ¿Dónde me fui? ¿a que años llegué? ¡Ay que tengo que volver! ¡Ay. Ay. Ay, que aquí estoy otra vez oliendo las varas rosadas de San José!

viernes, febrero 01, 2008

ABRAZOS

Día de abrazar, de abrazar ¡árboles!....Hace años, muchos años, oí que era bueno el contacto físico con los grandes árboles….seguramente yo era lo suficientemente joven para tomarlo en cuenta, como muchas otras cosas.
Hoy fue diferente, me acerqué a uno por uno de los grandes paltos hasta que encontré uno que me llenó los brazos; en su tronco grueso, rugoso y tibio por el sol de la tarde me sentí a gusto, cerré los ojos y puse un oído pegado a él….me sentí bien, querida, parecía que algo me quería decir….la vibración de sus altas ramas se trasmitía por el tronco y el viento cimbreaba el árbol junto con mi cuerpo; las ramas bajas aún bajaron más cubriendo el abrazo.
Después de un rato en perfecta comunión me sentí alegre, ligera y me pareció haber recibido un mensaje hermoso de hermandad.
Día de abrazos, día de alegría, día de logros