lunes, agosto 18, 2008

AGOSTO



Los aromos…
Los ciruelos…
Los almendros…
Los membrillos…

Los lirios morados,
Los iris celestes,
Las flores revientan
Los pájaros cantan
Los fríos se van,
Y….huifa ay, ay, ay

Parece, parece que el invierno está recogiendo sus garras y la primavera se anuncia como una cueca de campo al son de la guitarra y al compás del tañedor…
Parece, parece que la alegría vuelve, los colores y los sonidos, también.
¡Kikiriki! canta el gallo de la vecina anunciando, no sólo el amanecer, sino apurando a sus gallinas a empollar.
“¿Has visto a mis tío Autín?” Pregunta el chincol alborotado…..y se ven las primeras cuculíes enamorando a sus parejas, levantando un ala exhibiéndola como una bandera a rayas blanca, gris y negra.
El ambiente está de fiesta, los corazones laten más de prisa, las risas están en los labios de los niños…todos nos preparamos para recibir a la primavera y nos abrimos a las novedades.
¡Busca, Luchín, tu volantín!
¡Tú, niño, tu trompo!
Y ustedes…¿es que no piensan desenterrar las bolitas?
Las chilenas…
Las banderas…
De colores…
Las de bronce…
Y…huifa ay, ay, ay.

¡Viene la Primavera!
¡Viene el sol!
¡Arribas los ánimos!,
¡Lo peor del año, ya pasó!
¡Alegra tu rostro, mujer!
¡Alégrate de vivir!

miércoles, agosto 13, 2008

CASTAÑAS

CASTAÑAS!!!


Dulces, sabrosas….de esas que se hacen harina en la boca…de esas que se untan en manjar….de esas que traen mil recuerdos a la memoria.
Hoy viajé al pasado, a las primeras que le mandaban a mi tatá desde el fundo y con las que la Antuca hacía dulce, ya fuera en trocitos con almíbar, pasadas formando puré o….confitadas envueltas en papel plata! Toda la casa se pasaba a castañas y vainilla en vaina.
Luego, cuando nos fuimos nosotros al fundo de pequeños, al empezar el otoño y, justo antes de volver a clases, por la mañanita íbamos a “los castaños” a abrir los erizos que caían por la noche, con los pies los abríamos y sacábamos las castañas brillantes todavía con la savia del fruto. Había que esperar a que se secaran a la sombra para guardarlas pero….¡pillos los niños! Nos quedábamos con más de alguna en los bolsillos y las hacíamos estallar en el rescoldo de la cocina, entre risas, cuentos y quemaduras en los dedos, nos regodeábamos de los frutos fragantes y sabrosos.
Mi mamá nos contaba que en Europa vendían castañas asadas en las esquinas y que la gente se calentaba las manos con ellas…nos parecía un cuento, como todos los que ella nos contaba, no nos podíamos imaginar cómo podría ser.
Mucho más tarde en Las Palmas, en San Mateo vimos cómo un viejo castañero asaba castañas en una olla, eran ricas pero…mucho mejores eran las asadas al rescoldo. Era cierto que calentaban las manos; era cierto que el frío del invierno europeo era en otros meses que en Chile.
Hacía muchos años que no veía castañas, Luis Emilio me trajo un puñado del sur…las herví, como en tiempos de infancia y….me las he gozado, tanto las castañas como el recuerdo.
Gracias hijo.