martes, septiembre 18, 2007

VOLANTINES

“El grande.
El chico.
El pobre.
El rico.
Tiquitiquiti por aquí
Tiquitiquiti por allá”

Todo Chile, todo, se une en esta fantasía que es ver y hacer volar los pequeños volantines. Dos cuartos de caña y un cuadrado de papel de seda, hilo grueso y: ¡A volar, a volar, a ver cual llega más lejos, cuál más alto!. Los chilenitos tricolor, los con los escudos de los clubes, las banderas:
alemanas,
brasileras,
las peruanas
argentinas
bolivianas.
¡¡Y huífa ay ay ay!!
Llenan de colores:
las plazas
las canchas,
los patios.
¡¡Y huifa ay ay ay!!
El hilo se tensa, vuelan los volantines y la alegría se desata
los niños
los padres
los viejos
las madres
¡¡y huifa ay ay ay!
Todos juntos, sin importar los rangos, vuelan los volantines, suben y suben, traviesos, picarescos, a veces parece que se pierden en los árboles pero luego de una pirueta vuelven a tomar el rumbo.

Volantín septiembrero
Volantín de primavera
Pinta de colores el cielo
Y mi alma de anhelos.

18-9-07

3 comentarios:

Tomàs dijo...

Me ha gustado mucho el texto. La breveda de sus frases me recuerdan a los quiebros que a menudo hacen las cometas cuando el viento las guia.
Desde pequeño siempre me han fascinado las cometas... y siempre el hilo se me ha quedado corto.
Gracias por devolverme estos recuerdos.

Antonio Valle dijo...

Este verano le compramos un volantin a Marta y lo pudimos volar en la playa...¡que recuerdos! ¡que gustazo!

No era de caña, papel y engrudo, sino de fibra y naylon... pero volaba de maravilla!

Esa noche el cuento fue de cuando Peter Pan viajó en Septiembre al Pais de los Volantines y 7 tintines le enseñaron a construir y a volar una cometa ¡¡sin polvos de hada!!

Besos
Antonio

Anónimo dijo...

Cuando he estado por allá me explicaba su hijo Kiko que habían unos hilos curados en hilo de vidrio super peligrosos. Yo no pensaba en ellos cuando leí su escrito sobre volantines, sólo pude recordar aquella vez que vimos a Luchín a punto de perderse en las alturas por agarrarse al cometa que su querido esposo intentaba elevar. No me olvido las horas y horas que pasamos amarrando tiritas de tela para la famosa cola del cometa, ¿cuantos metros de cola?¿10, 20, 30??
Este poema-cueca servirá para completar esos recuerdos.
Gracias mamá