
Entre una lluvia y un chubasco; entre un día caliente y una noche helada, se han encontrado, este año: los aromos que doran y perfuman los caminos con los almendros y ciruelillos que nievan los patios. Es que el invierno va pasando el testigo a la primavera de un modo especial, atolondrado, como salen los niños a recreo; como los oficinistas llegan a sus trabajos; como los obreros se apuran en tomar el Metro. Así, todo de golpe…se encuentran a punto de reventar las yemas de los frutales con los tristes árboles secos por las heladas; los juncos, que no acaban de perfumar el ambiente con el vinagrillos que llenan los prados; los lirios que, deberían haber florecido hace un mes, se topan con los amarillos dedales de oro.
Frío estremecedor; sol quemante; viento húmedo de la costa; cordillera nevada.
Sentimientos encontrados: tristeza en las nubes grises; alegría en el sol que más tarde quemará y añoraremos el frío del invierno ¡Es que nunca estamos contentos con lo que tenemos y siempre deseamos lo que no tenemos!