martes, diciembre 30, 2008

LAS PALTAS DEL PALTO DE LOS HERMANOS

Es primavera, el sol ya está calentando, los paltos están revestidos de amarillas flores, sus hojas viejas se caen lánguidamente formando un acolchado lecho, las nuevas hojas son anaranjadas con nervaduras verdes.
No es año de paltas, definitivamente no, una cruel helada secó las flores y los brotes hace más de un año;”helada a destiempo”, dijeron y muy pocas se libraron.
El palto de los hermanos, ese precioso árbol que tengo en la entrada y que da generosos frutos, al que tuve que mandar cortar sus dos ramas bajas para que los ladrones no se refugiaran en ellas; pues ese palto una vez cicatrizadas sus heridas ha crecido tanto en altura como en ruedo; también a él se le heló todo lo que estaba descubierto pero…como él sabe todo lo que lo quiero, me quiso hacer un regalo y escondió sus más hermosas flores para producir siete enormes paltas. Poco a poco van cayendo, poco a poco las voy gozando, poco a poco voy recordando y les voy poniendo nombre, cada una representa a uno de mis hijos. Siete hijos, siete paltas y setenta y siete años que se van desgranando.
El palto de los hermanos está todo amarillo vestido de flores; ruego al viento que lo agite para que sus flores se fecunden; ruego a las mariposas y abejas que suban y suban a libar el néctar; ruego a las aguas subterráneas que sacien su sed.
Mientras, yo lo miro y lo admiro ¡Que hermoso es el palto de los hermanos y que ricos son sus frutos!

jueves, octubre 16, 2008

NACIDA EN LA CRISIS DEL 29



A caballo, entre los coletazos de la crisis del 29 y los últimos días del gobierno del general Ibáñez, tuve a bien nacer; no fue un tiempo bueno y oportuno….pero así son las cosas.
La crisis del salitre empujó a Santiago a los trabajadores cesantes que clamaban por comida; se hacían grandes ollas comunes en la Alameda y los disturbios aumentaban cada día. La promiscuidad y la falta de aseo hicieron que se propagara una enorme epidemia de tifus exantemático lo que produjo muchas muertes.
La crisis se hizo presente y no había dinero para vivir; el que pudo se fue al campo, donde, por lo menos algo habría para llenar el puchero.
Mi papá estaba trabajando en una exportadora de manzanas en Angol, pero…no alcanzaba, así es que nos fuimos a casa de mi abuela materna…así siguieron llegando otros tíos hasta completar cuatro familias necesitadas y, como no alcanzaba para todos tomaron la determinación de irse a San Carlos a la recién partida Zemita. Como herencia de mi bisabuelo recibieron mis tíos un fundo en el plano y en uno de ellos había un gran caserón; allí nos refugiaron. Los niños lactantes éramos tres y una niña un poco mayor, además, seis adultos; la casa era antigua, grande y fría, muy difícil de calentar en el invierno. Pero lo más difícil era comer; en la bodega había papas, harina y porotos secos; en los corrales, una bandada de pavos y una que otra gallina entumida de frío que ni engordaba ni ponía.
Más difícil lo tenía mi tía Luz y su hija, que eran vegetarianas. El menú general era:
Pavo y porotos y/o papas
o porotos con papas y pavo.
Para ellas se redujo a:
porotos con porotos y papas.
Menos mal que una vaca distraída o, mejor dicho, enamorada a destiempo, tuvo a bien parir cuando llegamos….mala lechera….¡pésima!... a lo mejor sería porque no había comida suficiente tampoco para ella…pero daba leche justa para los lactantes, el resto de la familia ¡ni olerla!: tomaban agüitas de yerbas del campo para bajar las porotadas.
No había dinero circulante; me contaron que una vez mandaron al correo con un saco de porotos al pueblo a ver si lo vendían o cambiaban por algún alimento y…no hubo nadie con dinero para comprarlo, así es que tuvieron que seguir con su dieta de porotos.
Llovió, como llovía en esos tiempos, o sea fuerte y mantenido; con la lluvia creció el pasto y rápidamente los potreros se pusieron verdes de pasto tierno….la vaca, nuestra lechera, se tentó y se zampó una comilona de pasto verde…y purgante, el pobre ternero casi se muere y nosotros, los lactantes, también.
Una tía, que tenía un par de pesos y a su mamá en Santiago, se llevó a su hijo en tren; aprovechando el coche con caballos me llevaron al hospital del pueblo donde me dieron lo más barato: “Agua”. El ternero y yo sanamos juntos, mi primo tardó un poco más, o sería que en casa de su otra abuela habría algo más que porotos.
Crisis económica; crisis política; crisis social. Ganitas tenía el general de quedarse con el gobierno, menos mal que no lo dejaron pero durante mucho tiempo estuvo rondando la presidencia…y la dictadura….pero, eso es otra historia.
Con el pasto creciendo por todas partes, a mi tía Luz, la vegetariana, la que no comía “cadáveres” y que debía estar bien harta de porotos, se le ocurrió labrar un huerto; pala en mano organizó lo que llamaba “jardin potager” (lo que hacían en las casas después de la Primera Guerra Mundial) o sea plantar un poquito de cada hortaliza y así ir sacando lo que se comía…..todo tarda su tiempo pero, los rabanitos, las lechugas y las acelgas fueron una delicia para los mayores; poco a poco se las fueron arreglando para variar la dieta….supongo que los pavos alguna vez se les acabarían, porque no hay bandada que dure mil años.
Al menos dos años duró para nosotros esta situación. Cuando volvimos a la capital, a casa de mi abuela, me llevaron a conocer a mi bisabuela que se enterneció conmigo y me regaló una moneda de plata para que me compraran zapatos ¿Es que iba descalza o con ojotas de campesina? No lo supe pero sé que mis primeros zapatos los tuve a los dos años.
Crisis ayer, crisis asiática más adelante, crisis hoy….lo pasamos y lo pasaremos mal, lo único que nos alienta es que todo pasa, hay que humillar la cabeza y aprender a prescindir de lo innecesario…a tener esperanza y un poco de buen humor.


domingo, septiembre 28, 2008

FLORECE EL DESIERTO






Se estremece el centro del esfenoides y la hipófisis produce endorfinas en mi cerebro…..si….algo importante pasa.
¡¡Llueve en el desierto!!
¡Saltan y bailan mis neuronas, todas quieren expresar lo que sienten y quieren!
¡Paciencia…ya lo podrán hacer!

El mar del norte de Chile es especial, de color turquesa y de blanca espuma, besa el desierto más árido del mundo….besos perfumados a yodo, besos cariñosos pero estériles; más adentro, en el valle, sólo se encuentra arena amarilla y rocas negras adornadas con algunos centenarios cactus calcinados por el sol y otros más pequeños, achaparrados y llenos de largas espinas; alargan sus sombras pareciendo fantasmas.
Un día sucede lo inesperado, quien sabe porqué fenómeno climático, cae agua en el desierto, mansa y dulcemente empieza a penetrarlo; luego furiosa azota las rocas, los cactus y el viento mueve a los pequeños “perritos” de un lado a otro en la inmensidad. Un día y otro más y, con suerte, después de una semana cae otro chaparrón.
Rápidamente de desencadena una aventura increíble: de semillas, bulbos y larvas que han permanecido años escondidos en lo más profundo del desierto, empieza a brotar la vida y…
aprisa, aprisa, las flores se abren;
aprisa, aprisa los insectos salen de su estado larval;
aprisa, aprisa llegan las lagartijas;
aprisa, aprisa surgen los ratoncillos del desierto;
aprisa, aprisa se asoman trotando los zorros;
aprisa, aprisa todos se quieren multiplicar y ¡comer!. Los grandes se comen a los chicos y los chicos lo que pueden. Las flores se engalanan como mejor saben, se pintan de colores y dibujan el camino para que las mariposas sepan donde está el néctar.
Aprisa, aprisa se desarrollan las “garras de león” mostrando una increíble inflorescencia roja o amarilla, en el fondo de cada flor hay una gota más dulce que la miel que atrae a quien la polinizará.
Aprisa, aprisa, no hay tiempo para nada inútil, nada de praderas verdes, de hojas grandes; aquí los prados son de flores, enormes extensiones blancas o púrpura; hay prioridades, las hojas, para lo que son, para proteger la raíz del sol y así son rastreras, gruesas y peludas o largas y afiladas; los tallos finitos para no ocupar tiempo ni espacio y las flores… ¡espléndidas! llenas de detalles, de filigranas, de colores para atraer a quien las fecundará.
Esos inmensos cactus casi muertos se rejuvenecen formando nuevos retoños y, en lo más alto, se llenan de flores, las más preciosas, blancas, inmaculadas céreas, cargadas de polen que la vibración del viento lo esparcen y sirven de cuna a los abejorros amarillos.
Detrás de cada piedra una familia de insectos se desarrolla. Las avispas hacen acopio de orugas para alimentar a sus larvas….cuando vuelva a llover. Las vaquitas del desierto se desentierran y lucen sus élitros rayados de negro para vivir la fiesta del sexo, se buscan, se fecundan y entierran sus huevos en espera de otro ciclo de vida. Todo es a muy corto plazo, pensado en un muy largo plazo.
Aprisa, aprisa, el desierto florece, está vivo otra vez.
Ya me llegó la hora de saber lo que le pasaba a mis neuronas, ellas sabían que el desierto me iba a atraer, ellas sabían de mi añoranza, de mi locura. Es imposible expresar lo que siento, si fuera pintora pintaría un cuadro impresionista; si fuera música, compondría una sinfonía sonora llena de percusión y de flautas, a ratos muy fuerte, a ratos muy tenue; si fuera poeta, ¡Ay! Si fuera poeta podría poner palabras a mis sentimientos. Pero…nada de eso soy, por eso me conformo con hacer apuntes de algo que me llena de gusto, de amor y….también derramo lágrimas de emoción.

Vamos, neuronas mías, vamos a ir tranquilizando este tema….vimos otra vez florecer el desierto, ahora…a esperar otra ocasión




jueves, septiembre 11, 2008

TODAVIA

TODAVÍA


Todavía bailan cueca las viudas cubiertas con velos negros y a pasitos “valsiados” con sus pañuelos a media asta orlados de negro, sus ropas, viejas pero limpias color del tiempo. Bailan solas, bailan tristes.
Tiquitiquiti, por aquí
Tiquitiquiti, por allá.

No hay alegría en sus rostros, sólo dolor.
Mucho quedó, nada volvió
Tiquitiquití, por aquí
Tiquitiquítí, por allá

Todavía bailan cuecas las novias vírgenes con trajes largos, pañuelos y velos negros, esperan y siguen esperando, ellas amaban y siguen amando
Tiquitiquití, por aquí
Tiquitiquiti, por allá

Todavía bailan las niñas con trajes oscuros, velos y pañuelos orlados de violeta, ya ni recuerdan lo que pasó, sólo ven a sus madres tristes y se les saltan las lágrimas.
Tiquitiquití, por aquí
Tiquitiquiti, por allá

Todavía los hombres con el corazón apretado, no saben sufrir, no saben llorar, descargan su dolor zapateando una cueca-huacha a la bandera, talvez la culpan de su pesar, talvez fue la causa de su dolor.
Tiquitiquití, por allí
Tiquitiquití, por allá.

Todavía se ven momentos de dolor y miedo, el mundo ha cambiado ¿Dónde está el orgullo de ser chileno?, las ganas de apoyar al vecino se junta con las ganas de levantar el puño, porque ¡Carajo, había un compañero presidente!
Dolor y pena se desgarran en estos días, nos han quebrado la primavera, se han roto los volantines en el cielo, se ha borrado la risa de los niños, parece que ni los pájaros cantan como antes. Este 11 está lleno de dolor y angustia: por el que no está, por la que se fue, por el que no nació, por los que vieron y no pudieron hacer nada.
Tiquitiquiti, por aquí
Tiquitiquiti, por allá

lunes, agosto 18, 2008

AGOSTO



Los aromos…
Los ciruelos…
Los almendros…
Los membrillos…

Los lirios morados,
Los iris celestes,
Las flores revientan
Los pájaros cantan
Los fríos se van,
Y….huifa ay, ay, ay

Parece, parece que el invierno está recogiendo sus garras y la primavera se anuncia como una cueca de campo al son de la guitarra y al compás del tañedor…
Parece, parece que la alegría vuelve, los colores y los sonidos, también.
¡Kikiriki! canta el gallo de la vecina anunciando, no sólo el amanecer, sino apurando a sus gallinas a empollar.
“¿Has visto a mis tío Autín?” Pregunta el chincol alborotado…..y se ven las primeras cuculíes enamorando a sus parejas, levantando un ala exhibiéndola como una bandera a rayas blanca, gris y negra.
El ambiente está de fiesta, los corazones laten más de prisa, las risas están en los labios de los niños…todos nos preparamos para recibir a la primavera y nos abrimos a las novedades.
¡Busca, Luchín, tu volantín!
¡Tú, niño, tu trompo!
Y ustedes…¿es que no piensan desenterrar las bolitas?
Las chilenas…
Las banderas…
De colores…
Las de bronce…
Y…huifa ay, ay, ay.

¡Viene la Primavera!
¡Viene el sol!
¡Arribas los ánimos!,
¡Lo peor del año, ya pasó!
¡Alegra tu rostro, mujer!
¡Alégrate de vivir!

miércoles, agosto 13, 2008

CASTAÑAS

CASTAÑAS!!!


Dulces, sabrosas….de esas que se hacen harina en la boca…de esas que se untan en manjar….de esas que traen mil recuerdos a la memoria.
Hoy viajé al pasado, a las primeras que le mandaban a mi tatá desde el fundo y con las que la Antuca hacía dulce, ya fuera en trocitos con almíbar, pasadas formando puré o….confitadas envueltas en papel plata! Toda la casa se pasaba a castañas y vainilla en vaina.
Luego, cuando nos fuimos nosotros al fundo de pequeños, al empezar el otoño y, justo antes de volver a clases, por la mañanita íbamos a “los castaños” a abrir los erizos que caían por la noche, con los pies los abríamos y sacábamos las castañas brillantes todavía con la savia del fruto. Había que esperar a que se secaran a la sombra para guardarlas pero….¡pillos los niños! Nos quedábamos con más de alguna en los bolsillos y las hacíamos estallar en el rescoldo de la cocina, entre risas, cuentos y quemaduras en los dedos, nos regodeábamos de los frutos fragantes y sabrosos.
Mi mamá nos contaba que en Europa vendían castañas asadas en las esquinas y que la gente se calentaba las manos con ellas…nos parecía un cuento, como todos los que ella nos contaba, no nos podíamos imaginar cómo podría ser.
Mucho más tarde en Las Palmas, en San Mateo vimos cómo un viejo castañero asaba castañas en una olla, eran ricas pero…mucho mejores eran las asadas al rescoldo. Era cierto que calentaban las manos; era cierto que el frío del invierno europeo era en otros meses que en Chile.
Hacía muchos años que no veía castañas, Luis Emilio me trajo un puñado del sur…las herví, como en tiempos de infancia y….me las he gozado, tanto las castañas como el recuerdo.
Gracias hijo.

jueves, mayo 22, 2008

OTOÑO-OTOÑO





El campo cambia de color, los amarillos, ocres, rojos y café han pintado las últimas hojas quedan en los árboles.
Amenaza lluvia, como dicen los campesinos, el cielo está gris, el aire quieto, los pájaros mudos, sólo una pareja de queltehues grita ¡Lluvia!
Vuelvo de un paseo y los olores están más intensos que nunca; los nísperos en flor exhalan un perfume especial… un aroma a antiguo….a lo que alguna vez se olió. Al pasar bajo los membrillos, sentí un olor que me hizo pensar en las pailas de dulce que se hacía en Paine y que ahora, en menor escala, trato de hacer cuando hay abundancia….pero ahora el olor es diferente, más dulce, más pesado, son los últimos membrillos que quedan en las matas y que ahora nadie toma en cuenta, parece que así se hacen notar.
Pico, una a una, las últimas uvas del parrón, parecen un caramelo y….que decir de las rosadas que están escondidas al pié del palto mayor ¡que vino se podría hacer!
En la boca siento el picor de un peumo rojo que mordí, su aroma me invadió de recuerdos, una bocanada de fundo ….de niñez….de cuentos de viejas que nos decían “Si no cueces un peumo en la boca, no sabrás guardar secretos” en el calor de la boca los peumos tardaban su tiempo que para nosotros era muy largo, antes que la piel del fruto se abriera y, generosamente, nos regalara una pizca de carne perfumada.
Hoy los olores me emborrachan….y los recuerdos, también.

jueves, mayo 15, 2008

MAMÁ



MAMÁ


Dulce palabra, seguramente la primera que dije.
¡Mamá! Mi primer clamor.
¡Mamá! Mi primer consuelo
¡Mamá! Mi primera palabra de ánimo.
Quisiera ser pequeña otra vez y sentir sus manos frescas en mi cara.
¡Ya pasó! Me decía cuando, después de un temblor, yo quedaba asustada
¡Ya pasó! Cuando herida recurría a ella.
Tiernos brazos que me tomaban y me llenaban de cariño.
¡Quién fuera niña otra vez para volver a gozarla!
¡Quién fuera adolescente para borrar todas las penas que le causé!
¡Quién fuera mayor para volver a tomarla de las manos, aunque me confundiera con su madre!
Ella fue para mí siempre una ayuda, un apoyo; ella fue quien me dio el mejor consejo; sus palabras resuenan en mi mente y me dan valor.
¡Mamá! ¡Mamá! Hoy te quiero más que nunca, para mí siempre sigues presente; tus consejos vigentes. ¡Qué daría por volver a verte, a abrazarte, a besarte!....sólo en sueños y con la fe que estás en la eternidad de Dios.
Un beso para ti, viejita mía, en tu día.

lunes, mayo 12, 2008

TESORITOS



Mi tatá tenía una cajita-joyero de cuero repujado, en la tapa, unos niños tocaban instrumentos…no es que ella tuviera joyas, pero allí guardaba sus tesoros.
Cuando yo era niña chica e iba a dormir a su casa ella me mostraba su cajita, tenía su medalla de Primera Comunión y la de su marido…también dos bolitas de jade verde que me maravillaban, las tomaba en mis manos y las hacía rodar de una a la otra…eran de un verde muy lindo, suaves, lustrosas y tibias…un día, no sé cuando, esa cajita-joyero pasó a mis manos, con las dos medallas pero…¡sin las bolitas de jade!
Hoy la cajita-joyero, viejita y un poco estropeada, pero siempre brillante, está en mi habitación y junto a los tesoritos de mi tatá están los míos: un prendedor de plata y leña buena que me hizo hace años Ricardo, le falta brillo, pero tiene ese tono de plata vieja que dan los años y que no quiero quitarle. También está una estatuilla de leña buena que me talló Francisco y es tan delicada que no me atrevo a tenerla en otra parte .Otro tesoro es una medalla ganada en atletismo ¿Quién la ganaría?...supongo que Juan Agustín; porque mía no lo es, allí está en espera de que su dueño la reclame.
¡¡¡Que cosas se encuentran cuando se buscan!!! En vez de las bolitas de jade encontré dos semillas rojas del altiplano, de esas que dicen que dan la suerte…quien sabe quien las puso allí, pero, no me puedo quejar ¡qué suerte he tenido! Muy en el fondo y casi entre el forro de brocato verde encontré una vieja llave de un baúl camarotero que mi tatá trajo de Europa…quien sabe lo que se hizo en el transcurso de la vida, pero yo tengo la llave y con ella todos los recuerdos de mi mamá de esa época.
Seguramente el que perdió una pequeña pieza de un rompecabezas, cielo azul y un trocito de nube blanca, debe haber quedado triste al no poder terminar su paisaje…nadie lo preguntó y allí está ese recuerdo de una infancia desconocida.
Y si de joyas estamos hablando, en esa cajita-joyero está la única joya que merece ese nombre: un collar de perlas que me regaló Abuela.
Me pregunto ¿Qué hago yo para guardar y guardar cosas y cositas, tesoros y tesoritos? No lo sé, es que soy “cachurera” y cada cosa tiene para mí un momento de recuerdo, un salto atrás en la vida, que me hace feliz.



ROSAS ROJAS


ROSAS ROJAS

Rosas rojas, color de fuego intenso; color de lava fundida. Siete rosas rojas me celebran en el día de la madre, rojas como la sangre derramada por cada hijo nacido.
Dolor de madre que lleva a la felicidad posterior. Dolor que prepara para el momento de la separación.
De terciopelo sus pétalos, suaves como piel de niño.
Todo hoy recuerda ese momento maravilloso de dar a luz un hijo.
Ser madre, no un día, sino todos los días, toda la vida, es el regalo más grande que puedo recibir. Tener un hijo en las entrañas y sentirlo unido todo él a toda yo; un mismo alimento, una misma sangre, un mismo amor, un mismo ser….nueve meses….siete hijos….siete rosas rojas como la sangre estremecida, como el hirviente contenido de los volcanes de este país.
Siete rosas, siete besos.
Siete rosas, siete cariños.
Siete rosas, siete alegrías.
Siete rosas, siete hijos que me llenan de amor.

viernes, marzo 28, 2008

77



Velo….pasan los minutos, pasan lentos.
Velo….como los caballeros de la Edad Media velaban sus armaduras.
Velo, como las adoratrices velan al Señor.
Velo y pienso:
Siete, número sagrado en la numerología….cuánto más si son dos, juntos, juntitos….siete y siete…
Siete hijos, siete amores,
Siete islas, siete mares,
Siete virtudes, siete dones
Siete gladiolos componen el ramo,
Siete años y ahora serán setenta y siete,
Dentro de nada…ya falta menos.
¡Cuánto quisiera que ya fuera media noche para empezar a soñar todo lo que quiero en este año tan especial! ¡Faltarán diez años para que vuelva a aparecer un siete en mi vida y…lo que es dos juntos… nunca más!
Quisiera en este año: Aprender cosas nuevas; saber un poco más; quisiera ver a mis hijos; quisiera ser un poco más paciente, un poco más humilde; quisiera estar más cerca del Señor; quisiera ordenar mis libros….caminar…..nadar….moverme….ver otras cosas….retomar la fotografía…escribir y completar mi infancia….escanear las diapositivas de Emilio….las fotos mías… ¡Ay! ¡ay ay aycito! todo lo que quiero en este año serviría para toda una vida, pero….no todos los años son así…no todos tienen dos sietes.
Puedo querer, puedo imaginar, puedo aventurar ¿Quién me lo impide? Si después queda algo en el camino….ya no serán dos sietes los que cumpla, sino un lindo siete y un horrible ocho; así es que ¡Vamos neuronas mías, vamos a loquear, a loquear que los 77 se lo merecen!
Casi, casi no falta nada para terminar la vela, un momento más y….¡Feliz cumpleaños número setenta y siete! ¡Que tenga todo, o casi todo lo deseado!


jueves, febrero 21, 2008

SENTIR Y RECORDAR







Las lágrimas se agolpan en mis ojos….quisiera volcarlas y sentirlas tibias y saladas correr por mi cara…quisiera sentir que todavía siento, que todavía puedo emocionarme por un recuerdo, que todavía tengo tiempo de lagrimear por no ser mágica, por no tener una varita de virtud que me haga perder años y sentirme de unos 18, menos sería exagerado… y ¿Qué haría yo de 18 y libre de toda responsabilidad y compromiso? No lo duraría ni un momento; iría al fundo y me lo gozaría como en esa época; me permitiría ser feliz, buscaría mariposas y luciérnagas, vería salir a las libélulas de sus cascarones, andaría a caballo, iría adentro a la cordillera, me bañaría en el río en Las Vegas, vería choroyes y, a lo mejor algún tricahue cotorreando en los coigües.
Despacito en medio de los bosques nativos espiaría a los Pudues y a los zorros culpeos.
Subiría el río para ver desovar los salmones y….¡quien sabe! si hasta encontraría el sueño de mi vida: un copihue azul.
Comería, goloseando, uno a uno todos los frutos del bosque que me recordaran mi infancia: maqui, boldo, copihues, coiles, michai, chupones quideñes y ramonearía hojas olorosas como el peumo y el boldo.
Iría a La Mula, atravesaría el río haciendo frente a la correntada y me tendería al sol en la playita de en frente.
Cuesta arriba, cuesta abajo, que el campo no puede haber cambiado tanto; estero arriba, estero abajo, que los peces viven donde siempre, las pancoras bailan en las orillas y las mulas corren por encima del agua.
No me perdería una excursión al Florido, con un buen asado al palo a orillas del puquio, agua pura y cristalina emergiendo del fondo de la tierra.
Y si las fuerzas me alcanzaran, no dudaría en ir al Cajón de San José a ver lo que dicen que hay: ese paraíso hundido entre basaltos, con su caída de agua y una fecundidad especial en su micro clima…y si me gustara tanto, capaz que me asilara allí por mil años.
La fantasía está cerca de las loqueras y hoy más cerca que nunca; sólo descargo lo que más desearía hacer si tuviera esa edad, pero no la tengo y me conformo con imaginar; cerrar los ojos y volver a ver y sentir el pasado, y verlo como yo quisiera verlo otra vez.
Que nadie lo haya tocado, que los peces sigan debajo del puente, que las piedras del río sigan oliendo a sol, que las manzanas sigan sabiendo a ácido, en fin….no es posible, tengo 76 arrugados años.


A lo mejor las doradas bandurrias pasan entonando su canto; a lo mejor los patos yecos pescan en el río; a lo mejor, las diucas todavía cantan y las loicas lucen su rojo pecho….y los pitíos taladran los viejos robles buscando larvas….pájaros del campo que añoro y que por aquí no pasan, pero en mi corazón están todos y cada uno de ellos: los árboles en las quebradas; los avellanos ofreciendo sus rojos frutos; boldos y peumos, hualles y coigües; cada paisaje, cada cerro, cada recodo del río, ahí está, listo para ser revivido. Y por encima de todos Los Zorrinos que dominan el cielo y parecen dividir las aguas; ellos fueron y son los guías para llegar a casa; desde el camino o desde el ferrocarril…pasado Linares, siempre mirábamos atentos hasta verlos aparecer y, aunque cansados, sabíamos que estábamos cerca.
Sensaciones, recuerdos, ahí están, listos a salir, a veces con alegría, otras con tristeza y otras con nostalgia pero siempre presentes, no importa cuantos años tenga, no importa si nunca más los veré, ahí los tengo… siempre ahí…y en eso consiste mi magia, mi varita de virtud.




REMEMBRANZAS




Entre la hojarasca seca por un verano cruel, han florecido dos varas de San José…azucenas rosadas y perfumadas….de esas que no faltan en las casas de campo, que dan color en un tiempo en que todo es amarillo; dan fragancia por las tardes, a la hora de las brujas, a esa hora que no termina el día y no empieza la noche.
Quien pudiera guardar el olor de las flores de las varas y poder sacarlo cuando haya momentos de anhelo, momentos en los que quisiera volver atrás el reloj de la vida y volver a sentir lo sentido muchos años atrás
Junto al olor de las varas de San José pondría el de la nuca de un hijo especial….el del ombligo de una guagua….el de las patitas del recién nacido que huelen a queso cuajado del día….el del sudor de los niños traviesos que han jugado todo el día…el de las manos de mi mamá…el de la chaqueta de mi papá…el de la ropa secada a todo sol….el del fruto del boldo calentito por la tarde….un poquito de humo del horno de barro donde se cuece el pan….otro del borde río….de las piedras calientes al medio día….también el olor a la lana de las ovejas con las que fueron tejidas las frazadas….el de los caballos sudados después de un día de trabajo…el del estero…el del trébol en flor…el del jazmín y el azahar.
¡Ay, que mezcla!,¡Ay que recuerdos!, ¡Ay que dolor!, ¡Ay que gusto poder evocar los olores de los tiempos idos y…..quién sabe si a los polvos de arroz de alguna abuelita y, de todas maneras el del cajón de los secretos de mi tatá!
¡Ay, que se pasa el tiempo!, ¡Ay que si no se recuerda se pierde!.
Faltan olores, faltan muchos…el de la montura, el del cajón de los libros…. ¡el del incendio!...de de la bodega con trigo a granel…el de la fragua…
¡Ay! ¿Dónde me fui? ¿a que años llegué? ¡Ay que tengo que volver! ¡Ay. Ay. Ay, que aquí estoy otra vez oliendo las varas rosadas de San José!

viernes, febrero 01, 2008

ABRAZOS

Día de abrazar, de abrazar ¡árboles!....Hace años, muchos años, oí que era bueno el contacto físico con los grandes árboles….seguramente yo era lo suficientemente joven para tomarlo en cuenta, como muchas otras cosas.
Hoy fue diferente, me acerqué a uno por uno de los grandes paltos hasta que encontré uno que me llenó los brazos; en su tronco grueso, rugoso y tibio por el sol de la tarde me sentí a gusto, cerré los ojos y puse un oído pegado a él….me sentí bien, querida, parecía que algo me quería decir….la vibración de sus altas ramas se trasmitía por el tronco y el viento cimbreaba el árbol junto con mi cuerpo; las ramas bajas aún bajaron más cubriendo el abrazo.
Después de un rato en perfecta comunión me sentí alegre, ligera y me pareció haber recibido un mensaje hermoso de hermandad.
Día de abrazos, día de alegría, día de logros

viernes, enero 25, 2008

LA CALA AMARILLA



Después de tres años de cuidados…. ¡floreció la cala amarilla, del color de la flor del zapallo! Se eleva elegante y grácil entre las hojas pintadas de blanco como si fueran bordadas por monjas.
Dos flores dio este año la planta, dos encantos de flores…más tarde se pintaron con una red de venas verdes hasta claudicar…en el fondo de su corola se ven semillas ¿serán futuras plantas? Con mucho amor las cuido, a ver si resulta cierto.
Si, florecieron y se secaron…. ¿quién me quita el gusto de haberlas tenido y de haberlas gozado?... ¡dos calas amarillas, del color de la flor del zapallo! Las tuve y me alegraron…me recordaron las visitas de mis hijos, tan esperadas, tan gozadas y tan recordadas….ahora queda un año entero de esperar a que florezcan otra vez y….para que vengan otra vez; un año de espera y de esperanza
¡Bien vale la pena por el gozo tan grande que dan!

sábado, enero 19, 2008

LA GATA VEGETARIANA

La enorme gata blanca y gris que lleva un collarín rojo, se pasea por la parcela mirando, observando si hoy los pájaros están bien gorditos…al fondo está la bandada de codornices, las acecha cautamente a ver si papá codorniz se descuida para diezmarla…y ya van varios polluelos menos.
Suave y sigilosamente se desliza por entre la hierbas secas, atenta, alerta, de pronto se le atraviesa una lagartija multicolor…es hermosa, parece un bocado atractivo, sus colores, azul, verde y amarillo le recuerdan el plato de verduras que le encanta y ¡zas! De un zarpaza acaba con ella….sigue la gata buscando hasta llegar al árbol de los colibríes…asombrada mira cómo esas avecillas vuelan de flor en flor, espera hasta que alguno se le pone a tiro….es su postre con sabor a néctar.
¡Gata cuentista y tramposa! Con que en tu casa sólo comes verduras y andas con melindres de señorita ronroneando entre las piernas de tu dueña ¿por qué vienes aquí a descargar tus instintos carniceros? ¿Porqué no te comes los ratones de tu casa?…doña finura, los mira con asco…mejor son mis pajaritos porque se han criado libres y confiados.
¡Anda, vete a tu casa, gata vegetariana, y no vuelvas por aquí,
Porque te espero con una honda que te hará arrepentir!