martes, noviembre 07, 2006

TAI CHI

TAI CHI
(Tres momentos)

UNO
Hila el aire la muchacha del Tai chi, sola en una pradera de flores multicolores; se mueve acompasadamente coordinando sus brazos y sus piernas; firme en la tierra, el resto del cuerpo se mueve como los mimbres; toma el viento y lo suelta; lo vuelve a tomar y….sigue cada vez más integrada al medio; a lo lejos se escucha una melodía que, con el aire, también va y viene….ya no hay muchacha, ni melodía, ni aire; se han convertido en un todo que va y viene al mismo compás.

DOS
En la orilla del río se oye el canto del agua bajando entre las piedras. Una niña se moja las manos y ríe; toma el agua y juega; la risa y el canto del agua van formando un canto que la niña va haciendo suyo; toma un puñado de agua y gira; abre sus brazos queriéndolo todo y se abraza… queriéndose.
Sonidos y sentimientos; alegría y libertad; la niña se siente volar, la niña se embriaga, la niña vive, la niña es feliz.

TRES
En el patio interior de un templo, un monje medita; se vacía de todo lo carnal y solo queda su interior resplandeciente; lejos, muy lejos se oye a los estudiantes tocando sus instrumentos.
El monje está preparado, toma una vasija con carbones encendidos y la pone en una mano, lentamente la mueve de un lado a otro; el calor pasa a su mano, con un amplio y elegante movimiento pasa las ascuas de una mano a la otra y vuelve a empezar; el calor se hace menos intenso a cada vuelta los carbones se van llenando de blanca ceniza y al cambiarlos de mano se levanta una tenue nube gris.
El monje deja de ver; deja de sentir; deja de oír; sólo se mueve cargando el peso de sus huesos en una y otra pierna mientras intercambia los carbones de una mano a otra; su interior es fuego; sus huesos son fuego; él ha dejado de ser monje para arder con las brasas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y la niña hunde sus raíces en la tierra y la tierra crece en la niña hasta tocar el cálido sol, refresca sus ojos con un trocito de nube y mira con claridad todo aquello que desea ver, sin prisas, sintiéndose tan grande y tan pequeña que nada escapa a su mirada...Un olor a tierra húmeda penetra en todo su cuerpo embriagando sus sentidos...tierra, aire y agua en el silencio compartido...

Te quiero mucho suegrita.