jueves, marzo 12, 2009

DIARIO DE NAVEGACIÓN

LEYENDA DE UN GRABADO QUE HAY EN EL COMEDOR DE ZEMITA.

De pié en la puerta de la casa aguarda,
con suave inquietud de enamorada,
la vuelta cotidiana del esposo
la dulce compañera, cuya vida
encerrada en el marco de ventura
de un plácido cariño compartido
desliza su existencia cual la mansa,
corriente del arroyo en un oasis

Tranquilo horizonte ceniciento
diluye poco a poco sus colores
y destiende los pliegues de su velo
vagido perfumado de la tierra,
la bruma, mansamente, entre las sombras.
La brisa saturada de los ocres
efluvios de las flores otoñales
desprende con murmullos misteriosos
de la copa nostálgica del árbol
las hojas, que dormidas van rodando.

Alegre el fuego en el hogar crepita
y alumbra con llama juguetona
la plácida quietud del interior.
Un tibio ambiente de ternura flota,
cual caricias de madre y de mujer.
Oculto en la penumbra el blando nido
entreabre su regazo perfumado;
y sobre el blanco del mantel resalta
la dorada corteza de los panes.

En el recodo de la senda surge
una figura que la sombra empaña
y con mirada de amoroso afán
que penetra los velos de la bruma
distingue la dulce compañera
la adorada silueta de su esposo
y vagando en sus labios la plegaria
que brota de su pecho agradecido,
tiende su frente, palpitando, al beso.


Ramón Rivas Ramirez

Mayo 13/ 1907

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