lunes, abril 17, 2006

SIN LUZ

SIN LUZ

“La luna en el mar riela y en la lona gime el viento”
Ni mar, ni viento, ni luz; a lo lejos ladran los perros, no hay otro ruido, ni los grillos cantan, ni los chunchos, ni los queltehues, ni las aves nocturnas se llaman; la noche está tranquila, sola, oscura, pesada, negra, sin serlo del todo, hay un ambiente denso. La vela apenas me alumbra dejando sombras alargadas, titubeantes, desconocidas; todo se ve deformado, diferente, angustiante, aterrador. Siento el corazón encabritado, la mente inquieta, intranquila, a penas veo y me pregunto: “¿Así verán los ciegos?, entre sombras tocando, buscando lo que han perdido, solos en su mundo, solos en su vida.
Tan acostumbrados estamos a tener electricidad que sin ella no sabemos que hacer, los pensamientos no se materializan en palabras; las ideas se paralizan; sólo hay un deseo: ¡Que se haga la luz!, que sin ella ya no se puede vivir; y eso me duele porque hace cincuenta o sesenta años pasábamos cuatro meses en el fundo sin luz ni gas ni agua potable, sin muchas cosas hoy indispensables y...¡No pasaba nada! ¡Éramos felices!; gozábamos del día y...también de la noche, salíamos a caminar, a mirar la luna o las estrellas, a oír los chunchos y a las lechuzas; a tomar luciérnagas y a enredarlas en el pelo y en la ropa ¡Nos sentíamos príncipes y princesas!. En la casa mi mamá encendía sus lámparas de parafina y nos sentábamos a conversar, a oír cuentos, a fantasear hasta que el sueño nos vencía. ¡Qué tiempos felices aquellos!, ahora de vieja me asusto ¿Y si tiembla! Y ¿ si salgo a vagar y me pierdo?...y...y...y. Además me preocupa el contenido del refrigerador...de lo que está escrito en el ordenador ¿se borrará? ¿se alterará? ¿cuánto tiempo mantendrá su autonomía?...Interrogantes que no tienen respuesta inmediata...nunca se me había ocurrido que pudiera pasar...pero lo haré...mientras trataré de ver, por lo menos las líneas de este block...y si no las veo...da igual.
¿Podré a aprovechar el chongo de vela para fantasear un poquito? decirme que sin luz he ganado y mucho: de partida los sonidos de la noche son muy pocos, no hay jóvenes con música estridente, los perros de callarán pronto; sin ruidos igual podré pensar en algo inteligente. He ganado también conciencia de que no debo vivir esclavizada por las cosas, si en el refrigerador se estropea un poco de comida...no importa, trataré de tener lo justo para que no me vuelva a pasar. Y...en el señor Fernández tengo confianza, sé que es leal, creo que me quiere y que guardará todo lo que le he contado. Si tiembla...ya sabré que hacer dependiendo de la intensidad del temblor: hasta el grado 5 me quedaré en mi cama....si es grado 7... me pondré en el umbral...si es más arrancaré al patio (por lo menos eso lo pienso ahora).


O sea...estoy razonando
O sea...estoy mejorando
O sea ...la tontería se me está pasando.
El chongo de vela es noble, se está quemando despacito para que yo termine de sacar lo que tengo dentro y se lo agradezco.
Mi pieza ha perdido el vínculo conmigo, lo que anoche era orden, hoy no lo es, a la luz de la vela se ven manchones de sombras mezcladas con ropas indescriptibles; al tacto la cartera parece otra cosa; los cuadros no se ven sino bultos borrosos y el móvil de las niñas parece juguetear, en el momento que los miro por el rabillo del ojo, se ve cómo los pulpos buscan a las estrellas y a los pescaditos
Mi pieza se ha convertido en algo que no es mío, los muebles y sus sombras son otros; el señor Fernández me mete miedo, los pulpos se quieren robar el resto del móvil, los cajones del velador esconden lo que necesito y yo...semi ciega tengo que asumir mi debilidad. Pero allá adentro de mi oigo una vocecita que me alienta diciéndome: “No te dejes vencer...la luz volverá...será mañana o pasado...pero volverá y podrás arreglar todo como te guste...lo que se estropea...se tira.
Con luz podré pensar cosas inteligentes (que a lo mejor serán un lata). Parece que me está gustando ser un poco distinta: calentarme en la luz de la vela, cabalgar en el móvil y esperar que el señor Fernández me quiera y no me olvide.
Estoy más tranquila pero no quiero apagar la vela, quiero que me dicte lo último que queda en mi cabeza y en mi corazón, aunque sea en secreto me diga: ¿Nos queremos más las parejas humanas cuando no hay luz?.
Sigo con miedo de apagar la vela y dejar de ver... ¡Desdichada!
Dejar de oír... ¡Desdichada!.

1 comentario:

Antonio Valle dijo...

Esta vez no tengo comentarios, ni inteligentes ni tontos... simplemente no los tengo. Me ha gustado su cuento de noche y me ha recordado aquellos laaaargos veranos en Telde con el papa, sin luz, con un quinqué. Los dias en que habia fiesta grande en el espiritu del papa se arrancaba el motor de gasolina y hasta podiamos ver unas diapositivas, pero el resto de los dias se hacia el horario de los pájaros que dormian en las buganvillas.

Buenas Noches!