lunes, marzo 13, 2006

AGUA DE MI TIERRA

AGUA DE MI TIERRA


Estero de aguas cristalinas,
cantarín saltador de piedra en piedra,
nacido lejos, muy lejos, en la cordillera
en un puquio entre arrayanes y helechos,
nidal de musgo esponjoso
que se va empapando de agua freática,
surgiendo poco a poco de las entrañas de la tierra;
borda el puquio un chilco con sus flores bailarinas
rojas y moradas;
lo perfuman un peumo y un boldo,
sus orillas bordeadas de menta
atraen a los pájaros del bosque y a los pudú.
Como un techado, digno de reyes,
los copihues blancos se enredan en los árboles
y los rojos, honor nacional,
brillan como la sangre recién derramada.
Viene saltando el estero.
Viene cantando y bailando.
Viene feliz descubriendo la vida y la libertad,
trae el agua purísima, incontaminada,
con sabor a bosque que no apaga la sed.
Si la pendiente lo deja, se aplaca y se calma,
es el momento que cumpla su primer deber: dar vida
se abre a diferentes opciones,
en un recoveco se instala una familia de peces de colores,
un poco más allá se quedan otros peces barreros;
las arañas que guardan sus huevos en una malla de seda
debajo del agua, buscan un sitio fresco.
Las chinitas suben y bajan;
cada vez que bajan llevan una burbuja de aire para sus crías.
Arriba, en la superficie, patinan las mulitas de agua,
livianas, etéreas, se deslizan suave y diestramente.
Otros habitantes llegan más tarde: camaroncillos y pancoras.
A pesar de estar tan poblado el remanso
el agua sigue limpia,
hasta una trucha llegó a ver lo que pasaba.

El estero ha crecido,
el puquio ha aumentado su caudal
y las lluvias aportan lo suyo.
Ese tono cantarín ha bajado el tono
ahora resuena y se da importancia
sigue su caminar arrastrando y redondeando piedras,
su resonar llega lejos avisando
que está listo para su segunda misión:
regar y dar vida a vegetales plantados por el hombre....
hasta aquí llegó el simpático y saltarín estero
ahora la mano del hombre lo doblega,
el cauce se divide: una acequia para un potrero,
otra...a las hortalizas...
otra a casa del hortelano pasa su uso personal.
De nuestro estero queda un resto que culebrea
entre las piedras mayores,
ya no tiene fuerzas para sacar ni palos ni el fango,
ha pasado a ser lo que sobró,
¡y eso duele!
¿qué pasará con él?
No lo sabe...pero hay otros esteritos tan débiles como él
que se están acercando y...
cuando se unan lograrán un flujo mejor,
se constituirán en un río grande, fuerte y fecundo
río de aguas oscuras,
de humor variable.
Si lo logran domesticar producirá:
electricidad y agua potable para la población,
si nada pasa...llegará al mar
a perderse en la inmensidad.
No termina allí su ciclo,
el sol evapora el agua,
forma las nubes
que devuelven el agua
alimentando puqios y esteros.

No hay duda que somos criaturas acuáticas
¡que bien nos sentimos en el vientre materno!
Somos agua.
Necesitamos agua para vivir.
Somos mal agradecidos,
No la cuidamos
¡la ignoramos!
¡Que lejos están los tiempos en que todos los rituales sagrados
eran en torno al agua!
Agua y fuego,
motivos de reverencia y adoración.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lindo y refrescante, mama.. representante de esa Natura que tanto nos gusta y que usted nos enseño a querer.