SOLEDAD

SOLEDAD


Se deshojan los crisantemos de los siete ramos.
Se secan los claveles y los liliums.
Vuelan los pétalos de la última rosa blanca.
En el jardín se encuentra una flor de hibiscus que adornó un juego.
En un marco de madera están las nueces que fueron las monedas de los niños.
Juegos a medio hacer. Juguetes abandonados.
Las rosas blancas de la entrada se tiñen de rosa...como un atardecer...como un dolor en el alma.
Los juegos y gritos de las niñas están congelados. Sus conversaciones interrumpidas. Los comentarios flotan en el aire.
Todo el espacio ocupado por mis siete hijos está vacío. No se oyen sus risas...sus bromas...sus alborotos..sus: “Los Valle somos los más mejores”...Asombrosamente lo son, no sólo los más mejores, sino los más grandes, los más bulliciosos, los más gritones, los más cariñosos, los más cuentistas, los más amorosos, los más altivos...son: ¡ “ LA TRIBU”!.


Siete hijos como siete islas, como siete destinos, como siete historias, como siete cuentos, como siete vidas.
En la soledad y el silencio revivo un recuerdo...una niña...un hijo...un caminar...una opinión...una alegría..y uno...otro...otro...otro más...se van alternando. Parece que los voy a oír entrar...parece que los voy a ver venir...parece que los quiero volver a oír; parece que los quiero volver a ver. Parece que en el silencio y en la soledad me tendré que quedar. Pero los recuerdos los tengo en mi mente y puedo volver a verlos, a quererlos,, a besarlos, a tocarlos. ¡Cómo no, si son una parte de mi, una prolongación de mi ser!.


6 Abril 2005